La frontera entre España y Portugal es la más antigua de Europa y una de las más extensas y estables. Sin embargo, es uno de los territorios con menos densidad de población de la Península Ibérica y de Europa. A su vez, presenta avanzados y elevados procesos de envejecimiento.

El objetivo de este estudio es hacer un repaso sobre la evolución histórica, social y demográfica de este espacio transfronterizo; examinar cuáles han sido los procesos y causas destacables para que esta zona sea las más despoblada de la Península; y qué medidas son las que se han llevado a cabo, y se llevan, para que estos espacios no lleguen a un declive irreversible.

El caso de estudio se centra en 37 municipios de la Raya que van desde Badajoz-Alentejo hasta Huelva-Algarve, 20 españoles y 17 portugueses. Excepto la zona del Bajo Guadiana y en menor medida del eje urbano Badajoz-Elvas, el resto del territorio presenta preocupantes bajas densidades. La causa de este hecho es histórico y económico. Histórico porque durante un largo período de tiempo estos espacios eran considerados como lugares donde no había nada, y económicos porque durante la década de los 60 y 70 hubo un fuerte éxodo rural, impulsado por la necesidad de mejorar la renta y la calidad de vida que los espacios urbanos supuestamente ofrecían.

La conclusión de por qué los espacios fronterizos no presentan una realidad aún más cruda se debe a la entrada de España y Portugal en la Unión Europea y la ayuda económica y social a través de los fondos europeos (Interreg, FEDER, LEADER, PRODER, etc.). Sin embargo, ¿es esto suficiente? ¿Cómo afecta la cooperación transfronteriza en estos espacios a esta población? Y, por último, según la dinámica, ¿estos espacios dejarán de presentar tan baja densidad?