La vida cada vez más artificial, acelerada y estresante de nuestras grandes ciudades, unido al deterioro ambiental que las caracteriza, e incluso los poco saludables hábitos diarios, que se están imponiendo, ha favorecido el surgimiento de movimientos que se centran en tratar de implantar la filosofía Slow, que propugna el decrecimiento sostenible, basado en pautas de comportamiento conscientes y libres de los individuos. En este contexto, surgió el movimiento Slow, que reivindica la lentitud y pone el acento en la reivindicación de lo que consideran que realmente genera la felicidad en las personas: cuestiones inmateriales e impregnadas de valores. Esta filosofía está generando una red de municipios que bajo la denominación “Cittaslow” tratan de implementar esos principios, incluso en una actividad tan orientada al mercado y centrada en el crecimiento económico como es el turismo. El análisis de los municipios españoles adheridos a esta red, nos lleva a reflexionar sobre los principios que los guían, así como también y muy especialmente por las medidas concretas que están implantando o tratando de implantar para alcanzarlo. Completa el anterior análisis, el estudio de Bubión (Granada, España), primer municipio de Andalucía que aspira a incorporarse a esta red de ciudades lentas.